Cuentos, relatos y leyendas nos llevan a mundos irreales donde la tarea de educar a los niños y niñas resulta más fácil. No se trata de a LEER el cuento que nos reclama un niño , sino de COMPARTIR con él un apasionante mundo de fantasía. Ver cómo expresa su angustia ante la pócima de la bruja, sus deseos de llegar al castillo antes que el dragón, sus ansias de salvar a la princesa… y finalmente la recompensa de un final feliz.
Los cuentos infantiles satisfacen y enriquecen la vida interna de los niños. Esto es debido a que los cuentos se desarrollan en el mismo plano en el que se encuentra el niño, en cuanto a aspectos psicológicos y emocionales se refiere. Los cuentos hablan de fuertes impulsos internos de una manera que el pequeño puede comprenderlos inconscientemente y, además, ofrecen ejemplos de soluciones, temporales o permanentes, a sus conflictos. Este tipo de historia enriquece la vida de los niños porque estimula su imaginación; los ayuda a desarrollar su intelecto y a clarificar sus emociones; tiene en cuenta sus preocupaciones y aspiraciones; lo ayuda a reconocer sus conflictos y le sugiere soluciones a los problemas que le inquietan.
Los cuentos aportan a la imaginación del niño nuevas dimensiones a las que le sería imposible llegar por sí solo.![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhD6EsPyZtSUZypNHbh3sg8NySf29yXAjn6xpkBfiCoOhHoWlFw6aJniF0-p_sazk_VCxmGknekZ004mAc6EUN0J9mKbwZultwsx91PztITwYNhZRVNLxjdleQ_ROY11SRRq6OnmSyyETU/s320/nino-leyendo.jpg)
El niño necesita que le demos la oportunidad de comprenderse a sí mismo en este mundo complejo al que tiene que aprender a enfrentarse. Para poder hacer esto, tenemos que ayudar al pequeño a que extraiga un sentido coherente al caos de sus sentimientos.Los niños necesitan ideas sobre cómo poner orden en su casa interior y, sobre esta base, establecer un orden en su vida en general. Los cuentos infantiles generalmente proporcionan seguridad al niño porque le dan esperanzas respecto al futuro por cuanto mantienen la promesa de un final feliz. Los cuentos ayudan al niño a vencer presiones internas que lo dominan. Los cuentos posibilitan que el niño exprese sus deseos a través de un personaje; obtenga una satisfacción a través de otro; se identifique con un tercero; tenga una relación ideal con un cuarto; y así sucesivamente. El niño podrá empezar a aceptar y comprender sus ideas y sentimientos contradictorios cuando, por ejemplo, todos sus pensamientos llenos de buenos deseos se expresen a través de un hada buena; sus impulsos negativos a través de una bruja maléfica; sus miedos a través de un lobo; las exigencias de su consciencia a través de un sabio; sus celos a través de unas hermanastras crueles; etc. Al identificarse con los diferentes personajes de los cuentos, los niños empiezan a experimentar por ellos mismos sentimientos de justicia, fidelidad, amor, valentía, etc.
Los cuentos favorecen las relaciones interpersonales. Esto sucede cuando "contamos" y no cuando "leemos" un cuento. Es preferible que contemos cuentos a los niños en vez de leérselos porque, al contarlo, nosotros podemos intervenir como narradores en la historia y los niños como oyente.
Los cuentos transmiten mensajes educativos. A los niños les fascina escuchar una y otra vez un relato que les gusta. Los cuentos contienen mensajes educativos y valores morales importantes y ayudan a los niños a superar las dificultades con las que se encuentran a lo largo del crecimiento. De ahí que, a veces, el niño insista en la repetición del mismo cuento, porque necesita acabar de captar el mensaje que ese cuento le transmite y la solución que ofrece a su propia problemática. Es importante repetir el mismo cuento si el niño nos lo pide.
Los cuentos proporcionan confianza. Algunos de los cuentos modernos tienen desenlaces tristes que, después de los hechos aterradores que se han presentado a lo largo de la historia, no proporcionan el alivio necesario al niño ni le dan la fuerza suficiente para enfrentarse con sus desventuras. Si no hay este final alentador, el pequeño, después de escuchar el relato, sentirá que no existe ninguna esperanza para solucionar sus problemas; un final feliz es imprescindible en todo cuento. En los cuentos tradicionales, este equilibrio entre las fuerzas del bien y del mal, que acaba siempre por inclinarse a favor del primero, hace surgir en el niño la esperanza de que los episodios más o menos desafortunados o desgraciados de su vida irán disminuyendo de intensidad y acabarán por desaparecer; que hallará una suerte más propicia y que, finalmente, encontrará aquella persona o cosa que lo mantendrá al abrigo de cualquier peligro. Los cuentos están llenos de símbolos significativos. Los cuentos tienen un poder extraordinario debido precisamente a que los mensajes o principios que se desprenden están encubiertos. No debemos explicar el significado de los símbolos a los niños. Estos se benefician de las enseñanzas del cuento de forma inconsciente y si intentamos reducir la riqueza de los símbolos a explicaciones conscientes, lo único que conseguiremos es que el relato no sea eficaz. Por todas estas razones podemos ver la importancia que tienen los cuentos en la educación infantil.
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